miércoles, 13 de abril de 2016

24h Ciclismo Houston: Comienzos de infarto!!

Desde el viernes 8 de abril hasta el sábado 9 participé en las 24h de Ciclismo de Houston, que consistía en dar el máximo de vueltas a un circuito de 34kms a lo largo de un día. Es la primera carrera que hago en la que el objetivo no es cubrir una distancia.

La carrera empezaba a las 19h00. María aterrizaba en Austin a las 8h00 volando desde Tulsa, iba a ser mi supporter. La recojo y vamos a RunLab a hacer el "bike fitting", para ser lo mas eficiente posible. La noche anterior había dejado todo el material necesario preparado, por lo que solo teníamos que pasar a recogerlo y poner rumbo a Houston.

Estas carreras necesitan bastante organización logística, lo que muchos ya sabréis que no es mi fuerte. Hay que preparar comida, ropa, luces y reflectantes para rodar de noche, material de repuesto... en cada carrera aprendes algo nuevo que debes llevar para la siguiente, pero esta vez tenia la sensación de que lo había hecho bien, de que no me había olvidado nada.

Llegamos al hotel que será el área de transición 45' antes de la entrega de dorsales. Increíble, todo preparado y llegando con antelación, no parezco ni yo. Decidimos acercarnos al súper a por mas comida y bebida y comprar unas gafas transparentes para mi. Seguimos sobrados de tiempo. La organización y algunos participantes me señalan y hablan de mi "Este es el chico que en las 400 millas se quedó sin bici y consiguió que le prestaran una y terminar" Algunos estaban allí y otros lo han leído en la web de la organización.

Volvemos al área de transición para recoger el dorsal y la bolsa del corredor. Quedan 45' para la salida y voy a montar la bici y explicarle mas o menos lo que voy a necesitar en cada vuelta en función de mi previsión. Al sacar la bici del maletero veo el casco de la moto y caigo en la cuenta de que no recuerdo haber metido el de la bici. Ni lo dudo, ¡me lo he dejado en casa! He estado tan pendiente de no dejarme ninguna cosa de las pequeñas que me he dejado lo mas obvio(sin contar la bici): el casco. ¡Sin casco no puedo tomar la salida! Rápidamente subimos en el coche y volvemos al súper, cojo el primero que veo que me queda bien y volvemos a la salida. Otro susto salvado.

Faltan 15' y empieza la charla técnica. Me coloco con los demás aunque sin escuchar mucho, pues estoy pensando en lo que le tengo que explicar a María, que a su vez no me esta escuchando porque esta poniéndole las pilas al foco delantero. Al mirarlo me doy cuenta de que no lo ha abierto como yo lo hago y al cerrarlo...no funciona! "No te preocupes María, tenemos sol para una vuelta, en cuanto den la salida sales pitando para Walmart y compras una igual que esta" Una vez mas estaba en la línea de salida solucionando imprevistos. Si te gustan los finales de infarto este no es tu blog, pero si por el contrario son los comienzos, no dejes de seguirlo!!

Empieza la carrera y salgo con la primera línea. Quiero probarme a ritmo de 30km/h a ver hasta donde aguanto. Un grupito de 5 se escapa y me quedo cortado en séptima posición. El sexto va mas lento de lo que me gustaría así que salto a por los otros y los alcanzo. Rodamos a 32 por hora.

Termino la primera vuelta y ahí esta María con el nuevo foco. Esta nerviosa, me dice que creía que la había cagado con el foco. Efectivamente la había cagado, igual que yo al no traer el casco y otras muchas, pero no hay cagada que no se pueda solucionar y para mi es mas importante contar con gente que soluciona los errores que con quien no los comete. Porque todo el mundo se equivoca tarde o temprano.

Colocamos el foco, cambio el bidón y me pongo en marcha. Parece un pit stop de Formula 1, cada uno hemos parado en nuestro stand y hemos vuelto a salir y se tarda unos minutos en saber donde estamos cada uno. En estas carreras no se puede rodar a menos de 15m de los demás por lo que pasan unos minutos hasta que se reajustan las posiciones en función de los ritmos. En el caso de querer competir una carrera de estas, la estrategia de paradas tendría bastante importancia. Lo dicho, como la Formula 1, jeje.

Como casi siempre me pasa, el plan previo a la carrera no tiene nada que ver con las sensaciones que tengo luego, por lo que voy pensando en lo que voy a necesitar en cada paso por meta para decírselo a María. He decidido que no voy a parar en esta vuelta para coger unos minutillos a los que llevo delante. Llego a la transición y digo que no paro y lo que voy a querer para la siguiente vuelta. Me mira extrañada, no es lo que le había dicho y ella había apuntado.

Ya ha caído la noche. El ritmo es bueno y es un gustazo pedalear con el aire fresco. En estas carreras siempre pienso que en la vida pedalearías de noche por unas carreteras comarcales en las que sabes que hay mapaches, zarigüellas y armadillos. Digo estos animales porque son los que vi atropellados en medio de la carretera, pero a saber que mas habría. Sin embargo en carrera ni te lo planteas.

Paso por el kilómetro 100 manteniendo la media de 31km/h y en tercera posición. Sé que no es mi ritmo, pero me tiene entretenido ir en esa pelea aunque sepa que no es real. Conseguiré mantener la posición hasta el kilómetro 200 cuando haré una parada para echar una siesta.

Como os he dicho antes, por la mañana hicimos el ajuste de la bici, algo no muy recomendable, pero se me presentó la oportunidad de hacerlo con el encargado de hacérselo al equipo ciclista olímpico de Estados Unidos y solo podía ser en ese momento, por lo que no me lo pensé.

Tras llevar una hora en la bici me dolía la rodilla izquierda, seguramente por la nueva posición. Me concentré en no pensar en el dolor y en que poco a poco se iría pasando. Siempre pienso que el cuerpo es como un niño que se queja. Si le haces caso por una tontuna se quejará siempre pero si no le das importancias a las "pequeñas" cosas no volverá a quejarse (obviamente si ese "niño" viene con un brazo colgando habrá que hacerle caso,jeje). Por ese motivo seguí pedaleando esperando a que se pasara. Surgieron otros dolores en el tobillo derecho que, estos si, iban a mas. Empezó doliéndome la parte posterior para luego pasarse al tendón de Aquiles. Llego un momento en que prácticamente se me durmió el tobillo.

Fue por este motivo que decidí hacer una parada de tres horas, para comer, tomarme un ibuprofeno y dormirme para que hiciera efecto. Dormiría apenas hora y media pero aguanté hasta casi las tres horas antes de salir.

Al montarme empezó el carrusel de dolores de nuevo. Rodilla izquierda, tobillo derecho... pero lo peor no era muscular. Durante el principio de la carrera no conseguía acomodar cierta parte de mi anatomía a la que tengo bastante cariño. Además la carretera me estaba destrozando el culo. Había tramos de arcén con muchas grietas que transmitían una vibración al sillín nada agradable. Por momentos parecía una película carcelaria, en la que debías elegir entre jugarte el culo (por el arcén) o la vida (por la carretera). Y lo peor es que, en cuanto te desconectabas un poco, el cuerpo tiraba por inercia a la carretera.

Cerrado el parte de dolores, sigo con la carrera. Me quedaban 13 horas para recorrer 8 vueltas que completarían los 510kms/320mi. Mi idea era hacer 4, parar, dos mas, volver a parar y finiquitar con dos últimas.

Y aquí descubrí una nueva sensación, condicionada por el formato de la carrera. Por primera vez no había una distancia obligada que completar para cruzar la meta. Aquí tenia 24h para recorrer los kilómetros que pudiera. No había mínimo de horas que estar sobre la bici ni mínimo de kilmetros a recorrer, por lo que mi cabeza me decía "¿Pero para qué vas a seguir?" y yo lo entendía, porque daba lo mismo que hiciera 300, que 400 que 500 kilómetros, como que no tenia sentido seguir con el esfuerzo.

Volví a subirme a la bici y completé las dos primeras vueltas de mi "sting" de cuatro. Mi cabeza seguía intentando jugármela y encontró dos buenos aliados: el viento y el sol. El primer tercio del circuito el viento pegaba completamente de cara. Acoplado a tope no conseguía pasar de 20-22 por hora a máximo esfuerzo. El sol pegaba con fuerza lo que significaba que tenia que beber mas. Por suerte en el km.12 al girar a la derecha el viento me empujaba y podía recuperar fuerza y velocidad. Pasé por la transición sin parar y me dirigí nuevamente hacia la tortura del viento. Acabé esta vuelta pensando que no quería hacer mas, que estaba hasta las narices del viento, del sillín y de la madre que les parió.

Paré media hora, hablando con María y diciéndole que ya no me apetecía hacer mas, que no veía el porqué. En realidad en mi mente sabía que no volverme a subir a la bici era un fracaso, aunque las normas no lo establecieran como tal y mas de uno lo hiciera al ver el viento que se estaba levantando. Fue media hora con música, comiendo un bocata, frutos secos, una Coca-Cola y no se cuantos Twix antes de que entre María y yo convenciéramos a la cabeza de que había que seguir.

Volví al circuito y el viento seguía allí. Encima al pasar el km.12 y girar a la derecha el viento se había vuelto en contra también. Es increíble como si el circuito describe un triangulo, es posible  que el viento venga de cara en todos sus lados. Porque la vuelta al hotel el viento soplaba de lado pero ligeramente frontal. Terminé la primera vuelta cabreado. Diciendo que daba otra y que se acababa, me estaba destrozando los músculos.

Completé esa vuelta cabreadísimo, por el viento sobretodo, y pensando que por qué había tenido que empezar a pegar el sol a la vez que el viento, pues tenia que beber y en cuanto me levantaba del acople el viento me clavaba, literalmente. Llegué a la transición y le dije a María que me iba a dormir 15' y que me despertara aunque no quisiera. Saqué la sabana y me tiré en el césped. Se puso a chispear. Parecía que el clima se cachondeaba de mi.

Metí la cabeza debajo del brazo y pensé "Da lo mismo, no te vas a cabrear y te vas a dormir, si diluvia pues te empapas". Y así lo hice. Cuando me despertó María no quería saber nada de la bici y pensaba que lo dejábamos ya. 450kms era una buena distancia. Pero sabía que si lo hacía me arrepentiría, que me estaría fallando, me estaría rindiendo en realidad. Me quedaban 3h05 de tiempo y la ultima vuelta la había hecho en 1h32 por el maldito viento, no estaba claro que pudiera hacerlo.

Me subí a la bici con tremenda desgana y en la salida del hotel mi cabeza volvió a sorprenderme. Automáticamente cambió el chip y pensé que iba a ir a muerte. Y que iba a completar esas dos putas vueltas dejándome todo lo que me quedaba. En el primer tercio de aire en contra me obligué a seguir a uno de los de 12h que iba a 26-27km/h y aguanté. Me sentía muy fuerte, pasamos un par de ciclistas y decidí avisar por el móvil a María de que me prepara dos geles, que los iba a coger en marcha. Me sentía como un toro. Le apreté en la mitad del circuito y lo pasé, a él y a otros 3 mas. 6 ciclistas en una vuelta que había completado en 1h15.

Apreté aun mas. Siempre voy por debajo de mi máximo para tener energía por si surgiera cualquier tipo de problema y lo gaste todo en estas dos vueltas. Seguía pasando ciclistas, en su mayoría de los de 12h que estaban 12h mas frescos que yo. Otros 5 para la saca, a 30 por hora, con las piernas a fuego y los ojos en lágrimas, acordándome de toda la gente que quiero. Llegué al hotel, canté mi dorsal a los jueces por decimoquinta vez, me baje de la bici y abracé a María.

Quinientos diez kilometros. Trescientas veinte millas. Veinticuatro horas.

1 comentario: