martes, 22 de marzo de 2016

Texas RAAM Challenge: 400 millas para sentirse Carlos Sainz

Post patrocinado por BRT Bikes y SanusVitae

Han sido 31h10’  para completar los 640kms de carrera, que si fueron difíciles de conseguir también lo van a ser de resumir, pero vamos a ello.
La carrera empezaba el sábado a las 05h00, pero desde el viernes a las 18h00 que fue la charla técnica, yo tenía una sensación de pesimismo extraña en mi, llegando incluso a plantearme si lo mejor sería no tomar la salida. Fue tal la sensación que sentí la necesidad de contárselo a mi familia aun sabiendo que les iba a preocupar y de ponerlo en la web para que la gente me mandara ánimo.
Me tiré dos horas el viernes trabajándome la cabeza, viendo algunos vídeos que me motivan especialmente y escuchando música y repitiéndome constantemente que era una bestia(como mis amigos cordobeses saben que lo digo) y que al día siguiente me iba a subir a la bici y lo iba a hacer. Si me hubierais visto parecía un loco, pero la cabeza es el arma mas potente y no puedes permitir que se te vuelva en contra.
A las 3h00 me recogió Jesús, que me haría de apoyo al principio hasta que tuviera que irse. Pese al esfuerzo de la tarde anterior, mi cabeza seguía mal. Llegamos a la salida, preparamos coche y bici para pasar los controles de los jueces a toda pastilla y ponernos en la linea de salida. Tengo una sensación extraña: frío. Hasta en la nieve he competido en manga corta pero hoy tengo que salir con la sudadera puesta, se me hace raro.
Y fue ahí, justo cuando me vi debajo del crono, cuando mi cabeza se dio cuenta de lo que en realidad me tenia con esa actitud. No era la distancia, ni la soledad, ni el recorrido sino otra cosa que me rondaba la mente y el cerebro es tan bueno que, automáticamente, eliminó esos pensamientos dejando paso a toda la motivación acumulada la tarde anterior. Me daba igual haber dormido cuatro horas y tener por delante unas 30h de esfuerzo.
Me dieron la salida a las 05h04(al no haber drafting salimos escalonados cada minuto). Jesús me estaba esperando y nos pusimos en marcha. Rápidamente alcancé a dos ciclistas y con la emoción (y la falta de luz natural) nos saltamos el primer desvío. Dimos media vuelta cuando nos dimos cuenta y retomamos el recorrido real. Me costó coger ritmo porque tuvimos que hacer varios parones, falta de experiencia, lo que hacía que nos fueramos pasando una y otra vez con los mismos ciclistas. Mi cabeza en estos primeros kilómetros se centraba en pensar como me iba a organizar cuando Jesús se tuviera que ir para tirar yo solo durante unas 10-12h.
Mi mayor preocupación era perderme y compensar bien el equilibrio peso/provisiones que iba a llevar en la mochila. Le digo a Jesús lo que voy a querer que me prepare y lo borda. Llega el momento en que tiene que irse. Le agradezco el esfuerzo que ha hecho por venir, me cargo la mochila y nos despedimos. Empieza lo duro de verdad. Por delante algo menos de 600kms y casi 300 de ellos sin ayuda y cargado con mi propia comida y bebida, sin que nadie me asista con la nevegación.
De primeras decido situarme detrás de otros ciclistas para seguirles y no perderme, pero o ellos van muy lentos o yo me siento fuerte. He recuperado mi habitual optimismo(y algo mas) y decido que me la voy a jugar, que voy a apretar el ritmo y que iré leyendo el mapa sobre la marcha. Y así lo hago. Paso varios ciclistas de los que hacen "solo" 200millas y dos de las 400. Llegar al siguiente me cuesta mas pero lo consigo. Me siento muy fuerte. Llevo ya 150 kilómetros y me siento como si llevara 10, sigo apretando, de hecho los segundos cien kilómetros me sale una media de 30 por hora, nada mal para mi. Me fascina el cerebro humano, primero lo que ha hecho en la salida y ahora estas sensaciones. Cuando entreno, a partir del km 100-120 voy deseando llegar a casa y hoy, que se que tengo que hacer 640, me siento como si nada. Pero sigo con la sudadera. Noto que el cuerpo va bien de fuerzas pero sigo sin entrar en calor, no me sobra la sudadera, no lo entiendo.
Voy hablando con Caroline, la compañera del cole que llegará a hacerme el apoyo en cuanto pueda y hasta el final. Calculo que nos encontraremos en torno al km.250. No sé en que posición voy pero estoy con el dorsal 406, Julio Salazar, Venezolano afincado en Houston. Le cuento que oficialmente tengo supporter pero que durante unas horas voy en autosuficiencia. Me dice que cuente con su coche para lo que sea, bebida, comida, etc. Es el compañerismo que tanto me gusta de estas carreras. Vamos relativamente juntos hasta la milla 200. A mi me sirve para descansar de la orientación ya que su coche nos va indicando. Cada uno vamos a nuestro ritmo por lo que nos vamos perdiendo de vista continuamente y en un par de cruces tuve que esperarle por no saber hacia donde tirar.
Llego a la milla 200 (320kms)en unas 12h si mal no recuerdo. Allí está Caroline. Trae de todo, comida bebida, dulces, mantas… Me da alegría y seguridad. Por fin puedo quitarme la mochila. Como un poco, hablamos y seguimos. El parón no me viene bien muscularmente y encima el viento se pone en contra. Me recuerdo que he decidido ir apretando y en unos 15’ recupero ritmo. Voy sexto y viene la parte mas dura del circuito, tras dos puertos antes de la milla 200 ahora toca 50millas (80kms) sube y baja y ya cayendo la noche. El viento de cara sigue ahí. Le digo que por favor mire a que distancia están los que llevo delante, por buscarme alguna motivación. Están relativamente cerca. Tengo al tercero a unos 15kms. No sé como ni porqué pero decido que voy a apretar mas aún. Mi intención era echar una siesta pues ya llevaba 14h sobre la bici pero cambié de intenciones. Rápidamente alcancé y pasé a Salazar y seguí a por el siguiente. Iba apretando en las bajadas y sin aflojar en las subidas. Les recortaba muy rápido. El cuarto no tardó en caer. Estaba alucinando con el ritmo que llevaba y como los pasaba. El próximo significaba meterme en podio. Me sentía gilipollas por haberme sentido tan mal antes de empezar.
Se debió dar cuenta de que le estaba cogiendo porque empezó a apretar. Le preguntaba a Caroline donde lo tenía y me repetía que a dos millas, no acababa de pillarle. Ya no iba tan cómodo apretando pero por fin vi las luces naranjas que indicaban que estaba ahí. Me acerqué un poco mas, lo tenía a unos 500m. Pensaba qué me convenía hacer. Tarde o temprano tendría que dormir algo pero si lo pasaba tendría que tirar para abrir hueco y que no se pensara que podía cogerme. Estaría en podio además.
Un juez me solucionó la duda. Me adelantó y me dio el alto. Se había apagado una de las luces de mi coche de apoyo. No me sentó mal del todo pues pensé que podía estarme flipando y pagarlo caro luego. Decido sentarme en el coche y comer un sándwich. Son las 22h30 y llevo unas 19 horas sobre la bici. Sigo con frío y al salir del coche con doble sudadera me entra una tiritona que prácticamente me caigo de la bici. Rápidamente me bajo y vuelvo al coche. Le digo a Caroline que me encuentro mal y ve que no paro de temblar. Pone la calefacción y me tapa con una manta. Aunque sé que estas carreras pueden parecer burradas, nunca me juego la salud. En cuanto sentí que estaba mal me metí en el coche y decidí dormir hora y media para que el cuerpo pudiera hacer la digestión tranquilamente.
Me desperté a las 00h00. Tenía que salir bien abrigado y empezar fuerte para entrar en calor. Estábamos a 5 grados pero seguía sin entender porque tenía tanto frío. Me puse el maillot, dos sudaderas finitas de correr y el chándal completo encima, me olvidé los guantes por lo que lo mejor que se me ocurrió fue convertir unos calcetines en manoplas haciéndoles un agujero. Me quedaban 150 millas, unos 230kms y 13h para completarlos. Empiezo a pedalear. Tengo frío y me concentro en apretar para que se me pase. Tengo la sensación de que si, que estoy pedaleando, pero no siento que lo haga con fuerza. No me atrevo a preguntar mi velocidad ni el tiempo. Cuando finalmente lo hago son ya las dos. Pregunto y su respuesta me confirma mis sensaciones, voy muy lento, poco mas de 20km/h. Empiezo a hacer cálculos y me doy cuenta que a ese ritmo no voy a poder descansar mas. Caroline se pone a mi lado y me dice que tiene que parar, que se está durmiendo conduciendo. Le digo que no se preocupe, que me dé el mapa y un frontal para leerlo y que cuando descanse me alcance. Pedaleo en solitario en medio de la oscuridad y me da sueño a mi también, incluso tengo la sensación de ver sombras donde no las hay. Pienso en dar media vuelta y volver al coche cuando veo sus faros detrás. No ha podido dormirse porque no se quedaba tranquila. Le digo que no se preocupe, que dormimos los dos 15’ y seguimos. Y así lo hicimos.
Vuelvo a subirme a la bici con frío. La carretera me está taladrando, no paramos de subir. Empiezan a aparecer ciervos que corren a mi alrededor y me distraen un poco, a parte de por lo bonito de la estampa, porque estaban perdidos y no paraban de cruzar de un lado a otro y había peligro de choque. Decido que voy a apretar y que sea lo que tenga que ser. Seguir a ese ritmo flojo me permite ir mas cómodo pero no me garantiza evitar tirones o pájaras por lo que al final podría acabar no llegando en caso de tener cualquier problema.
Paso la milla 300 (480kms), 75% de la carrera, en unas 23h y me quedan 9 para el corte. Vuelvo a hacer cálculos. Voy mas rápido y vuelvo a sentirme potente. Miro para atrás y le digo a Caroline que se acerque “Me siento fuerte otra vez, llego antes de las 11!!” le digo. Y de repente caí en el porqué del frío. Había llegado día el anterior de viajar por Méjico. Sabía que no era lo mejor para preparar la carrera por la dieta, el descanso y el entreno, pero no me preocupó al darme lo mismo tardar un par de horas mas o menos. Pero no había caído en otra consecuencia: la “desaclimatación” Había estado 5 días por encima de los 30 grados y mi cuerpo se había acostumbrado a esos calores y no era capaz de asimilar el cambio de temperatura con la intensidad del esfuerzo. Otra cosa que te enseña la experiencia.
Durante los 15’  de siesta me adelantó el dorsal 405, por lo que estaba quinto, pero sabía que rápidamente lo recuperaba y así fue. Se ajusto a mi ritmo y me costó soltarle pero lo hice. Pasé por la milla 350 y seguía a buen ritmo. Ya estaba hecho, quedaban 75kms y con bastante bajada. La distancia a meta bajaba y mi velocidad se mantenía, incluso pensaba ya en llegar antes de las 10. Hasta que entramos en un tramo de carretera sin asfaltar, de tierra y piedras. Intentaba evitar las piedras por el dolor de culo que llevaba ya y por evitar un posible pinchazo. Bajé el ritmo y extremé la concentración hasta que escuché ese “pssss” que tanto temía. Había pinchado la rueda trasera a 60kms de meta, con 590 ya en el cuerpo.
Intentamos repararla pero no supimos. Lleva tubular en vez de cámara normal y para colmo el de repuesto no era igual que el qué yo llevaba montado. Me alcanza el 405 y le paro, a ver si me puede prestar una rueda. Probamos 5 ruedas pero ninguna encaja en mi cuadro. No me atrevo a preguntarle si podría prestarme una bici. Hemos perdido ya algo mas de una hora pero lo peor es la sensación de que ahí me quedo. “Trata de arrancarlo Carlos” pensé. 29h de paliza que se iban a la mierda por un pinchazo, mitad culpa mía(por no saber repararlo), mitad de la organización por meternos por ese camino. Entendí completamente lo que sintió Carlos Sainz aquel famoso día (cada uno a su nivel obviamente)
No puede ser, algo se me tiene que ocurrir. Miro el GPS y veo que Salazar está 10millas detrás. Pregunto a la organización si podría terminar con una bici suya y me dice que si. Le pregunto también que si no me la deja que si puedo acabar corriendo y no se cree la pregunta. No estaba dispuesto a quedarme tan cerca. Me subo al coche y vamos hacia atrás hasta que lo encontramos. He cogido confianza con él antes, de hecho es bastante probable que sea su supporter en la Race Across America en junio, por eso me atrevo a pedírsela. Me dice que no puede, ya que si le pasa lo mismo que a mi se quedaría ahí. Lo entiendo y me veo fuera. No me lo creo. Solo me queda una opción. Llamo otra vez a la organización y me facilitan el número del que va delante, el 405. Le llamo y le digo que si por favor me puede prestar una bici que si no me quedaría fuera de carrera. El tío ni se lo piensa, me dice que si, sin conocerme de nada, que vaya a su encuentro.
Nos ponemos en marcha pero no les alcanzamos con el coche, entre lo que hemos retrocedido y ellos avanzado han abierto bastante hueco. Voy desesperándome cada vez que miro el reloj. Me quedan menos de dos horas para el corte y cada vez tengo menos claro que tenga tiempo de coger la bici, volver al punto donde debo retomar y acabar a tiempo. Vemos al juez en la cuneta con una bici. El tío la había dejado ahí para que yo tardara menos en tenerla! Estas cosas solo pasan en estas carreras. Dejar una bici de miles de euros a alguien que ni conoces.
Montamos la bici en el coche y volvemos hacia atrás, tengo que acercarme al punto donde pinché, solo que no entro en la parte sin asfaltar. Me subo a la bici y empiezo a esprintar. Se me van saltando las lágrimas. No quiero llegar fuera de tiempo. No quiero ni saber cuanto me queda ni a que velocidad voy. Solo quiero ir lo mas rápido que pueda y ni pensar que estoy cansado. Las piernas me van ardiendo pero me da igual, o explotan o yo no pienso aflojar.
De repente Caroline se pone a mi lado, me dice que solo quedan 5 millas ya. Le pregunto la hora y me queda poco mas de una hora. Pregunto que si puedo aflojar y me dice que no. Y es verdad, para qué coño aflojar, ya llego a muerte!! En ese momento me acuerdo de mi familia, abuelos y toda esa gente que me ha escrito mensajes y que se que se están preocupando. Noto como me sube por el pecho esa sensación que tanto me gusta, la que siempre os digo que no os podéis morir sin sentirla.
Entro en el pueblo. No tengo conciencia de este último tramo, sé que he gritado, que he llorado y que he sufrido, pero sobre todo se que lo he conseguido. Veo la meta y allí están los que me han prestado la bici con una enorme sonrisa. Estoy desorientado por la emoción pero se lo agradezco de corazón, me habla el director de Carrera para ponerme la medalla mientras me tiran fotos y me dicen que estoy oficialmente clasificado para la Race Across America, la madre de todas las carreras. Yo estoy pensando en donde está Caroline para que venga a hacerse las fotos y darle las gracias. Se ha pegado 18h siguiéndome y de verdad que sin ella no hubiera sido posible.
De esta carrera me quedo con lo acojonante que es el cuerpo humano. La distancia es una burrada y no he tenido ni un calambre, solo tengo un extraño dolor en la espinilla derecha. Si salgo un día a hacer 200kms acabo reventado, sin embargo hoy el cuerpo sabía que tenía que hacer mas del triple y ha funcionado a la perfección. Y la cabeza, la cabeza nos protege sin nosotros darnos cuenta. Fue alucinante como en la meta sin yo hacer esfuerzo descarto todo pensamiento negativo y luego como se ha mantenido en guardia. Está claro que hay que trabajarlo y yo lo hago mucho, pero también tengo claro que el potencial lo tenemos todos. El de hacer las cosas digo, el de ganarlas solo lo tienen unos pocos y no me cuento entre ellos, pero me da lo mismo porque soy muy feliz.
Y es que ser feliz sin ser el mejor, es lo mejor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario